ME ENCARGO YO

Gritos en el 4ºC. 

Gregoria, 4ºA, 81 años, viuda, acerca el oído a la pared. 23:04 de la noche. 

Anita, 2ºB, 86 años, viuda, responde al fijo. 

–Grego, ¿qué pasa? No, no, yo no las tengo. Sí, voy. Ya me encargo yo. 

María Pilar, 2ºD, soltera, 77 años. Está dormida. Tarda. No oye el timbre. No está dormida. Tarda. Ya viene. ¡Voy! La silla de ruedas entra justita por el pasillo.

–¿Qué pasa? Menudas horas, Anita, hija. 

–Perdona, Pilar, las llaves de abajo las tenías tú, ¿no? 

–Sí. 

–Dámelas, rápido. 

–Entra y cógelas. No, ahí no están, están en el velón, colgadas en el velón de metal. 

23:09. Ruido de caer cosas al suelo, ruido de objetos secamente rompiéndose. 

Rafael, 69 años, 1ºA, casado, no coge el teléfono. Isabela, 64 años, casada, 1ºA, coge el móvil. 

–Isabela, os estaba llamando al fijo de casa pero no lo cogíais. Ah, que no estáis. Donde tu hijo. Vale. Bueno, nada. Era para que subieras a por la llave de abajo. Yo la escalera… ya sabes tú que… Es por la niña, sí, la del cuarto. Sí, otra vez. Te cuelgo. 

Ruido contra la pared en el 4ºC. Feísimo ruido a las 23:11 en punto de la noche.

Latifah, 34 años, bajo A, soltera. 

–Lati, soy Ana. Sí, la vecina. Sal afuera, a la calle. Sí, sal que te voy a echar las llaves del cuarto.  La niña. Sí hija, sí, otra vez. En el que pone 4ºC. ¿Sabes cómo va? Venga, date prisa.

Gritos de mujer joven. Latifah está en el cuarto de contadores. Gritos de hombre. Latifah corta el cable de alimentación del 4ºC. Silencio espeso en el bloque. 

Se oye una sirena todavía lejos. 
Son las 23:17 de la noche. Quizá no sea demasiado tarde.